Sin réquiem

Se caerá y otro traidor astuto…

Tal vez, sé quién es

y no lo quiero aceptar,

porque aún me faltan hechos

y es temprano para el juicio final.

Quizá la máscara

que besará el suelo

no va a ser sólo de uno,

sino de varios en quienes hoy confío pero el mañana me enseñará

sus verdaderas caras.

Porque el ciclo se cierra pronto

y cada fin es triste y penoso

pero de una forma te libera y te enseña la verdad tan espantosa.

Estoy acostumbrada ya

de enterrarlos vivos,

sin flores frescas,

lágrimas, ni réquiem bonito.

Los tacharé con lápiz negro

de mi vida y seguiré

con pasos firmes y olvido.

El fin viene, lo espero,

más que nunca preparada,

porque me abrirá las puertas

a la libertad soñada.

Por fin, saldré de esa energía densa

en cuál estaba tanto tiempo.

Afuera el mundo es distinto

y la realidad es otra, más ligera.