Ya no miro atrás

¡Ya no miro atrás!

He dejado a todos

que no fueron amigos,

y se reían de mí

cuando yo daba

y ellos sólo cogían...

He olvidado amores

que pretendían que yo

no fuera mi misma;

que me amaban a medias

y querían un títere

con mucha carisma.

Que humillaban mi dignidad,

mi fuerza moral y humana,

enjaulando mi alma,

atándome fuerte

a su vida fantasma.

Por eso, ¡no miro atrás!

¡Ahí no quedó ya nada que valga!

Sólo algunos cadáveres tiesos

de sus promesas tristes y rotas;

la esperanza, de sus mentiras eternas;

la fe de que yo volveré a amarles,

porque ellos no tuvieron

el valor de quererse.

¡No me esperen!,

se los he dicho cientos de veces...,

pero ellos no quieren creerlo

y siguen viviendo del cuento.

Tal vez, dentro de mí

había parado el tiempo volátil,

y no era hora de hacer

mis cambios considerables.

Tal vez, dentro de mí,

yo sentí el infinito,

¿y qué más da,

si mañana ya no respiro?

Con fuerzas frenéticas

rompí mi jaula mental

y salí destruida,

pero los pedazos que quedaron de mí,

construyeron un ser

que hoy mismo admiro.

Yo ya no miro atrás.

¡Me tengo a mí, y me basta!

Y el mundo seguirá girando igual,

aunque mi universo colapsa.