El castillo se elevaba sobre la montaña, rodeado de bosques y vistas magnÃficas. Era una joya del arte gótico. En la lejanÃa, se escuchaban las olas del mar que se rompÃan en las rocas.
Cuando llegaba la noche, sobre el cielo se veÃa todo un espectáculo, en su pleno esplendor. La danza de las estrellas, aturde tus sentidos con su magia y majestuosidad, si las miras con admiración. La luna llena hipnotiza la mirada. El halo de misterio que la rodea, despierta la fascinación y la curiosidad de cada enamorado y poeta, y les pide observarla con impresionación .
Justo esta fase de la luna produce más alteraciones sobre nuestras mentes. El momento en cual, llevamos en acción nuestras previas decisiones.
Pero en las últimas lunas llenas Katherine no podÃa dormir bien. Daba vueltas en la cama, sin poder conciliar el sueño hasta que la luna no se escondÃa. Durante los dÃas previos y posteriores estaba mal humorada, nerviosa y se encerraba en si misma. Después, todo volvÃa a la normalidad y ella otra vez era la chica más simpática, bella e dulce en todo el reino. Era una joven muy atractiva e inteligente. Le gustaba leer y se habÃa leÃdo ya, casi todos los libros, de la biblioteca del castillo. Su pelo rubio caÃa en preciosas ondas sobre los hombros y la acariciaba hasta la cintura. Se parecÃa al heno, en tiempo de cosecha - dorado y luminoso. Sus labios jugosos se abrÃan en una amplia sonrisa que mostraba sus dientes blancos y hacÃan parecer su rostro a un ángel caÃdo del cielo. Era una de las hijas del Rey, la más querida por su padre. TenÃa muchos amantes y pretendientes pero aún no habÃa decidido casarse con ninguno. Le gustaba jugar y divertirse, mientras sus admiradores y amantes estaban corriendo por satisfacer cada su capricho. SabÃa como manejarles y sacar su propio provecho. De todos los hermanos y hermanas que eran, tenÃa una relación muy estrecha con su mayor hermana. Siempre corrÃa hacia ella para contarle lo que le habÃa sucedido y pedirle consejo, cuando necesitaba tomar una decisión. Su hermana la querÃa un montón y muchas veces, ponÃa la mano en el fuego, por ella. Siempre la defendÃa y excusaba, cuando Katherine lo necesitaba. TenÃan una muy buena relación y muchos les envidiaban por ella. Las malas lenguas, de vez en cuando, soltaban algún chisme o crÃtica sobre Katherine pero su hermana nunca les hizo caso, siempre estaba a su lado.
Katherine, estaba en el cuarto de su hermana , al lado de su cama, mientras leÃa a un libro. SolÃa cuidar de ella, porque últimamente se encontraba mal:vomitando, con calambres musculares y hormigueo en las extremidades. Cada vez, su cara era mas pálida, adelgazo mucho y los últimos dos dÃas, ya ni se podÃa levantar, de la cama. Katherine, le hacÃa infusiones, le secaba el sudor de la frente y le ayudaba con lo que necesitaba.
- Kathie, ¡por favor, cierra las cortinas, cielo! , que entra mucha luz y me molesta. - susurró la enferma.
La hermana menor se levantó sin decir nada y hizo lo que se le pidió.
En este momento, en la habitación entro el marido de la enferma que habÃa vuelto de un viaje y verla tan mal, lo preocupó bastante.
-¿Qué le pasa? ¿Cuanto tiempo está asi? ¿Por qué no va alguien por el médico?- hacÃa pregunta tras pregunta, acercándose a su cama.
-Hace una semana, esta tan mal. - respondió Katherine. - Yo, cuido de ella... Ahora mismo le haré una infusión, ¡tú no te preocupes Erick!
-Yo mismo, iré a traer al médico. ¡Tú, no te apartes de su cama, Katherine! - dijo el hombre intranquilo . Se agachó a su esposa y le dio un beso en la frente. Cogió su mano en las suyas, la miró con cariño y le intentó dar coraje:
-¡Te pondrás bien, mi amor! ¡No te preocupes! ¡Yo me ocupo, a partir de ahora! Ya estoy aqui...
La mujer estiró labios en una leve sonrisa y asintió.
Katherine salió de la habitación, casi corriendo para hacer una infusión para su hermana. Echó un poco de azúcar en la taza con las hierbas y volvió otra vez, en la habitación. La mujer estaba sola. Katherine, le ayudó a levantarse un poquito, poniendo una almohada detrás de su espalda. Le entregó la taza, sonrió y le acarició el cabello :
-¡ Te vas a poner bien, hermana! ¡Bebélo todo! , mientras es caliente...
La mujer ,bebió unos cuantos tragos y bajo la taza.
-¡No puedo más! Estoy tan cansada...
-¡Bebételo todo, hermana! - insistió Katherine.
Su hermana asintió y otra vez, comenzó a beber, de la infusión. La acabó y justo cuando daba la taza a Katherine una arcada la hizo vomitar. La joven se asustó, empezó a limpiarla y quitó las sábanas para poner nuevas,mientras le hablaba con su dulce voz:
-Ahora vendrá Erick y todo estará bien. ¡Tú, no te preocupes! ¡Todo estará bien!... Te traeré un vaso de agua, ¿quieres?
-Si, ¡por favor, cariño! Necesito beber agua... - murmuró la hermana mayor- ¡Eres tan buena conmigo, Kathie! ¿No sé que harÃa sin ti?
Katherine fue corriendo a por agua y se la llevó . La hermana mayor la bebió y se durmió . Katherine se sentó al lado de la cama, de nuevo, ojeando el libro observaba de reojo a la mujer. Luego un tiempo se levantó, la tapó bien y salió del cuarto. Después, fue en la bodega y se echo un vaso de vino. Estaba preocupada y las manos les temblaban. Esta noche podrÃa estar con Erick, si su esposa no estaba tan mal. ¡Qué mala suerte!
Él, era su nuevo amante, hace no mucho tiempo y todavÃa estaba ilusionada pasar tiempo juntos. Era mucho mayor que ella y a lo mejor esto despertaba su interés hacia él, o simplemente, porque era el marido de su hermana, ¡tan querida, por ella! ... Se tomó rápido el vino y se echo más. Yendo hacia el dormitorio de la enferma, escuchó la voz del médico que ya habÃa llegado con Erick.
- Ya no puedo hacer nada... ¡Lo siento! - dijo el doctor y agachó la cabeza. - Ya está muerta.
Los ojos de Erick se ensancharon y su semblante palideció.
- ¿¿De qué?? ¡Hace dos semanas estaba en perfecta salud! - casi grito el marido.
El médico empezó a examinar el cuerpo de la mujer. En este momento en la habitación entró Katherine con la copa en la mano.
- Veneno. - concluyó el médico - Probablemente arsénico...
Katherine agachó cabeza y comenzó a sollozar:
-¡Mi pobre hermana! ... ¿Quién habrá sido?
Erick apretó fuerte su dentadura y proclamó :
-¡Cogeré quién sea que ha sido y le mataré con mis propias manos! Yo la querÃa...
La copa en las manos de Katherine se cayó al suelo y el vino tinto formó una mancha roja en su precioso y costoso traje...
La luna estaba en su última fase menguante. ¡Hermosamente magnifica y pequeña!, como un hilo dorado entre las estrellas. Mañana serÃa un dÃa nuevo, un ciclo nuevo para muchos, empezando con la luna nueva...