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Entre escombros

Actualizado: 19 sept 2023

(Una parodia de la vida cotidiana)



¡Hoy tengo el día libre! Pienso relajarme del ajetreo de la semana alborotada. Todo el día estaré a mi disposición, ¡descansando! Por la noche me tomaré unas cervecitas mirando el partido de tenis, mientras mi mujer prepara la cena. Tengo todo el día para mi! ¡Qué gozo!...

Mientras hago mis planes, me levanto de la cama para asearme y empezar el día con una gran sonrisa, pero de repente escucho el teléfono pitando. Algún mensaje de WhatsApp acaba de llegar. ¿¡Tan temprano!? Seguro Elena se acordó de algo, o simplemente, quiere ver si ya me he levantado. Cojo el teléfono y abro la aplicación. ¡Aahhh, me ha enviado un audio! Ya empiezo a suspechar que mi día libre no será tan libre, como lo pensaba. No sé, si escucharlo ahora, o después de hacerme el café...Mejor luego, ¡no me he despertado aún, como para lidiar con problemas!

Dejo el teléfono sobre la mesa sin abrir la reciente noticia y sigo con mi rutina matutina. El buen humor en que me desperté ya se desvanece poco a poco por la realidad. Comienzo a presientir que mi plan se irá a la mierda.

No pienso afeitarme, si libro ¿por qué lo tengo que hacer? Si estoy un poco descuidado hoy ¿qué pasa?

Mi mente no me deja en paz todo el rato, piensa en el maldito audio y por lo pronto comienzo a sentirme agobiado.

Finalmente, ya estoy sentado en la cocina con mi taza de café, deleitando el primer sorbo, despacio cojo el teléfono para poner el dichoso audio. Escuchando el mensaje de voz, detecto un toque de fingida alegría y exagerada ternura (como cuando me intenta manipular), pretendiendo entre tanto quitarme el poco tiempo que tengo para mí. Lo sabía, ¡no estaré libre! ¿Pero qué puedo hacer?, ¡obligaciones! Me está recordando (¡cómo qué lo iba a olvidar si lo sabía!, pero la verdad es que no la he escuchado, ni recuerdo que ayer me lo había dicho, ¿si en realidad lo hizo?) que tengo que ir a la reunión de padres al colegio de nuestro hijo. ¡Cómo odio estas estúpidas reuniones! Menos mal que normalmente ella se ocupa con esto. También, dice que tengo que hacer una compra porque la nevera está casi vacía y ver a su coche porque ha escuchado un ruido raro y ha ido al trabajo con el metro. ¡Vaya día que tendré hoy! ¡Redondo! De todo.., ¡menos libre! Ese tono de adulación suyo con el que me roba el tiempo y la vida entera, me ha echado a perder la ilusión que tenía: de un día placentero y tranquilo. Por lo menos dice que me entiende que estropeará parte de mis planes para hoy... ¡¿Sólo una parte de ellos?! ¡Casi todo el día! Tengo la sensación que le molesta que yo libro y no ella. Por esto ha decidido a estropearmelo..., sin previo aviso.

El café ya no me sabe igual. Me empiezo a poner la ropa para salir a comprar. Pero ¡mi partido de tenis nadie me lo quitará, ¡lo juro! Pienso hacer las cosas rápido y tirarme al sofá. ¡Y que nadie me hable, ni me llame!

Después de comprar al súper coloco cada cosa a su sitio y bajo al garaje para ver a su coche. Lo enciendo. Escucho un silbido en el turbocompresor pero nada "del otro mundo". Estoy seguro que esta bien. Como que suena algo diferente, pero tampoco es algo frapante. Se me ocurre dar un paseo con él a ver si se empieza a escuchar peor. Salgo y me dirijo por la carretera. Va bien por lo pronto. Doy dos vueltas al barrio y decido regresar. Se puede conducir. ¡Elena como siempre exagera las cosas! ¿Qué tan raro habrá escuchado?...Lo aparco y voy subiendo a casa. Entrando en el аscensor me suena el móvil. Lo miro. Es ella. Quiere ver si he hecho lo que me pidió... Yo aburrido le contesto que el coche no está mal, funciona como siempre. Ella se altera y me comienza a explicar que soy un pasota, negligente, flojo etc. Que nunca me tomo en serio lo que me pide, que siempre me quiero escaquear de responsabilidades. Enumeró todos los sinónimos posibles de llamarme "vago", incluso aquellos los que nunca había oído. Yo me caliento y alzo la voz. Ella se ofende y me hecha la culpa a mí. Dice que conmigo no se puede hablar normal, que estoy perpetuamente a la defensiva y ect.,y etc. ¡Siempre lo mismo! Y si me ataca, me tengo que defender, ¿¿no?? ¡Estoy tan cansado de las mismas incesantes discusiones! Me pregunto: ¿por qué en realidad me casé? Estando solo ¡seguro estaría mejor! Estoy tan aburrido te estos innecesarios dramas que corto la llamada enojado y la dejo sin terminar su frase de jueza suprema. No quiero discutir más porque constantemente la culpa es mía, ¡necesito paz! Ella otra vez me llama, yo pongo el teléfono en modo avión, para que mi mente por fin pueda descansar, y saliendo del ascensor sigo andando por el pasillo hasta llegar al apartamento. Parece que he gritado así que la vecina me ha escuchado y la cotilla me espera con una sonrisa delante de su "celda", para enterarse qué ha pasado y me saluda contenta :

-Buenos días Andrés! ¿Cómo estás?, ¿Todo bien?

Me parece que se pone contenta cuando yo no lo estoy.

Le refunfuño sin mirarla:

- "Bien, como siempre." - y rápido me escondo en mi casa.

Me tiro en el sofá y pongo la tele. Me concentró en las noticias, ¡invariablemente negativas! Dentro de un tiempo me acuerdo que tengo que preparar el almuerzo. ¡Qué malas ganas! Voy hacia la nevera. La abro. Miro adentro y la cierro. Me viene una idea mejor :¿Y si llevo el niño a comer pizza? ¡Por un día que coma mal no le pasará nada!

Le recojo del colegio y el parlanchín no deja de contarme que le pasó hoy: con quien se peleó, que dijo este, aquel..., y más cosas que ya ni escucho... "¡Habla por los codos, como su madre! " - pienso en mente. De repente lo interrumpo:

- José, ¿te apetece comer pizza hoy?

-¡Sííííí, papi! ¡Esto no se pregunta! ¡Vámonos! - comienza a saltar alrededor mío emocionado.

-Pero, ¡no digas a tu madre que has comido pizza! - lo advierto, imaginándome que melodrama montará Elena.

- Pero me compras el juego de Minecraft ... - intenta chantajearme.

"¡Qué chantajista se me ha hecho! ¿De quién aprende esas cosas? ¡Me va a salir muy cara esta pizza!"

-¡No! Vamos a casa entonces y te hago una tortilla. - me impongo.

-¡Nooo, paaa! ¡Me lo prometiste! - intenta manipularme el bichito. Ya soy "pa" y no "papi" ¡Que rápido cambia todo! - ¡Me compras un helado entonces!, y no diré nada a mamá. - cambia las prioridades.

- No he prometido nada, sólo te pregunte. - aclaro la situación.

-¡Por favor papi, me encanta la pizza! - me súplica con una cara de ternura el angelito y sus ojos me miran con esperanza. Y otra vez vuelvo a ser "papi". ¡Qué manipuladores son los niños!, y yo normalmente caigo, sabiéndolo.

Me rindo ante sus armas de conseguir lo que quiere y suspiro.

-De acuerdo, ¡sólo helado!

El chiquitín me abraza por la cintura porque más arriba no llega todavía y suelta la otra arma de manipulación comprobada:

-¡Eres el mejor padre del mundo! ¡Te quiero mogollón!

Yo sonrío contento y le abrazo también. Así los dos felices vamos a la pizzaría cercana, mientras él sigue hablando por todo el camino.

Después del almuerzo lo dejo en casa para que haga sus deberes, y yo lavándome los dientes, pienso en la aburrida reunión de padres que tengo que soportar.

-José, ¿dónde está tu clase? ¿Cómo encuentro a la profesora? - me doy cuenta que no sé a donde ir.

-En la segunda planta papá, 4°d. Está escrito en la puerta. Mama nunca me pregunta, ¡lo sabe todo!

-¡Por su puesto hijo!, es que yo tengo muchas cosas en que pensar y como no suelo ir a las reuniones, me olvidó... - empiece a excusarme ante él.

-¡Ayyy papá, eres muy olvidadizo! - me regaña agitando su dedo índice.

Yo me pongo los zapatos y le doy un beso en la mejilla :

-¡Pórtate bien y sigue con tus deberes!, mamá vendrá en cualquier momento.

-¡Vale papá! - contesta sonriente, luego añade guiñandome el ojo:

-¡Y no le digo que comimos pizza! - luego tapa su boca con la palma de la mano, riéndose.

Yo le sonrío, le guiño el ojo también y salgo hacia el colegio. Menos mal que está en dos calles de casa.

Entro por la puerta del edificio y veo en varios sitios grupitos de padres, pero me dirijo hacia la escalera que me llevará a la segunda planta, y desde ahí buscaré la aula de José.

De improviso, adelante mía se me cruza una mujer, no vi de donde salió pero parece que la secuestraron de alguna pasarela. No sé a quien se le ocurre ¡ir con esa ropa a un colegio! Andando con energía, con su cuerpazo perfecto y una gracia envidiable, ¡desprendiendo todo su sexapil por donde pasa!, con los tacones altos de aguja y un vestido corto y muy ajustado, de un color beige, o algo así, (no soy especialista en colores), ¡sólo sé, que le queda fenomenal! El vestido que lleva es de encaje y parece desnuda por debajo de él, a primera vista. Se me para el corazón por un instante. El brillo de sus medias refleja cada musculo en sus hermosas piernas.

"¡Qué pivón! ¿Será alguna profesora?" me pregunto y acelero el paso para poder disfrutar de su belleza, sin que ella se de cuenta. El sonido de sus tacones se mete en mi cabeza y siento como ese "tap tap" se amplifica y después retumba en mis oídos. Mi corazón súbitamente comienza a latir de prisa. ¡No he tenido taquicardias desde que gane una vez de la lotería 5 000 euros!

Me seco el sudor de la frente con el dorso de la mano. Mi imaginación se desvela como cuando era muy joven, con diferentes escenas eroticas increíbles, donde el protagonista soy yo, obvio. Sigo detrás de ella un tiempo, olvidando a mirar las aulas por las que pasamos. Cuando de nuevo recupero la consciencia veo que hemos llegado al fondo del pasillo. ¿Y ahora...? ¡Qué vergüenza! ¡Ni sé cómo llegué hasta aquí! Miro la puerta que está a mi izquierda y veo 4°D. "¡Ufff menos mal!" Me vino el corazón a su sitio. Nadie se ha dado cuenta que estaba hipnotizado y se me había olvidado a qué voy.

Están esperando unos 15 personas como mucho, casi todas mujeres,¡pero ninguna como ésta! La maja se pone al lado de la ventana y saca su teléfono. Todas las miradas se dirigen hacia ella. Los pocos hombres como yo tragando saliva y las mujeres mirándola con miradas críticas, de arriba abajo. "¡Cómo duele la envidia!" Me río de ellas en mente.

"¿¿Qué hombres tienen mujeres así??" - me pregunto -"¿Cómo lo hacen?... ¿A lo mejor es madre soltera? Porque si tiene marido, será algún ricachon y su hijo o hija estudiaría en un colegio privado, no en el público, como es el caso"... - sigo pensando, por el camino de la lógica. Ni idea que hace aquí, lo único que sé es, que nunca antes la he visto y que ¡me gustaría morirme en los brazos de una mujer así! Mi cerebro está a mil por hora y siento un picor entre las piernas que no puedo aliviar en este momento. Algo ahí intenta cobrar vida ¡justo cuando no debe! Tengo que rascarme con urgencia, pero no puedo y esto me estresa todavía más. Me giro con la espalda de la gente pero ahí veo un grupito de niños, que no sé como no están zumbados en sus móviles, como de costumbre. Están hablando entre ellos. ¡Increíble! Toca aguantarme...

Al final, ir a la reunión no va a ser tan aburrido, como pensaba. Chocarme con esta diosa ¡subió toda mi adrenalina en un tiempo récord!

Yo también, saco mi móvil para disimular, pero la sigo observando de reojo. ¡No puedo quitar mis ojos de ella! La mujer arregla con un gesto su largo cabello rojo y me mira a los ojos con una ligera sonrisa. Me entumezco. En mi frente salen gotas de sudor, de nuevo. Seguro me he puesto colorado, pero estos ojazos azules ¡todavía no salen de mi mente! Creo que se ha dado cuenta que la miro demasiado... Yo no le devuelvo la sonrisita, he perdido imagen y sonido, por completo. Además, me acuerdo que hoy no me afeité y con esas pintas que tengo ¡ni la limpiadora de fijará en mí! ¡Tenía que haberme afeitado, por lo menos!

La mujer otra vez baja la mirada en su teléfono y yo por fin cogo aire. Ya me estaba asfixiando de tantos nervios, por las películas que me estaba montando. Mientras leo los títulos del periódico digital comienzo a relajarme poco a poco. Me prometo no mirarla más y lo consigo hasta que viene mi turno de entrar. Paso justo al lado de ella y otra vez se nos cruzan las miradas, sin quererlo: yo súper tenso, y ella parece que se divierte que es el centro de toda mi atención. ¡Se ha dado cuenta! ¡Soy estúpido! Tengo que aprender ser como las mujeres ¡ver todo sin que se me note! Pero ¿¿cómo lo hacen??

La maestra me espera con una sonrisa congelada en sus labios que le quedó desde que se despidió del último padre. Comienza a hablarme, que estudian ahora (¡como que para mí es de gran interés!), que exámenes tendrán este trimestre, que excursiones harán y otras introducciones similares, hasta llegar a la parte que a mí me interesa: ¿cómo va mí hijo en la escuela?

Mientras me dice que habla mucho en clase y no está muy concentrado le quería responder: "Es genética, ¡en eso se parece a su madre!". - pero me aguanto para mantener la buena impresión. Después, me empieza a explicar que no se esfuerza suficiente que puede más, es muy inteligente pero no tiene interés. "Hmmm, ¡cómo yo! Pero ¡¿a quién le gusta lo que se estudia en el colegio?! Los niños van porque tienen que ir, no es por voluntad propia. Los que van con ganas ¡son poquísimos! No pretendo que el mío sea un prodigio, ¡ya que yo no lo soy!"

Pero en vez de decirle todo esto pongo cara de un tío muy cerio y interesado y respondo lo que ella espera escuchar :

- Entiendo, yo hablaré con él y espero que José hará todo para mejorar. Es un buen niño. - añado, rascandome detrás de la oreja.

En general, la reunión no fue nada importante, ni siquiera tenía sentido de ir. Aahh síí, la única razón fue encontrar a la mujer de mis sueños. Tendré que venir yo en la reuniones, de aquí en adelante,ja,ja,jaj.


Ya, estoy enfrente de la puerta para entrar a casa y me imagino la cara de mi mujer, con el ceño fruncido. Me aburre toda la rutina, ¡siempre igual! Después de la pelea que tuvimos en el ascensor, es normal que me espera así. Tendré que recurrir a mis tácticas seductoras para recuperar la paz "mundial" y evitar la continuación de la pelea, ya que le colgué y no pudimos terminar la batalla... Seguro ya ha planeado la venganza en contra mía.

Entro con una sonrisa pintada, así que se me vean los 27 dientes que me quedan y la saludo. Ella responde seco, sin mirarme, limpiando algo en la cocina. Me acerco y le doy un beso.

-¿Cómo fue la reunión? - me pregunta y se aparta de mi, sería.

Sí, todavía está enojada ¡lo sabía! ¡Cómo la conozco!

-Bien, lo único malo es que habla mucho en clase. - reporto solamente lo más importante. Me acerco a ella otra vez y la abrazo tiernamente. Ella me empuja a un lado y me grita:

- ¡¡¿Cómo es posible que no diste a José de comer?!!

Yo me quedo petrificado. ¿¿Qué le habrá dicho él?? ¡Se me olvidó inventar y entrenar el guion! Ahora ¿cómo salgo de esta?...

- ¿Cómo que no comió? Comió... ¡Joséee veeeen! - le llamo desde la cocina y voy en busca de él, a ver qué le habrá dicho.

Él aparece saliendo de su cuarto y yo comienzo:

-¿Por qué dijiste a tu madre que no has comido?

Él me mira pálido y no sabe qué decir. "¡El pobre niño! " - pienso - "¡Lo volveremos loco!"

- ¿No comimos hoy tortilla? - le intento ayudar que decir.

Él se da un golpe con la mano en la frente y exclama :

-¡Verdaaadd! ¡Se me olvidó!, de tantos deberes que tenía que hacer hoy...

¡Sí, que es inteligente! Y además, ¡cómo actúa a esa edad, sorprendente! Yo me relajo por un momento pero al ver la mirada incrédula de "la detective", me pongo tieso de nuevo. Elena sólo suelta un:

-Hmmm. - y se va hacia la nevera.

Yo me acerco más a José y le susurro :

-¡¿Cómo le dijiste que no has comido?! ¡Nos linchará a los dos!

-!Cómo no me dijiste que decir...!, me quedé callado y mamá pensó que no había comido.. Además,me hizo una crema de verduras, ¡y me la tenía que comer!- me explica lo que sucedió.

En este momento "Satanás" proclama:

- El paquete de huevos está intacto...

¿¡¡Van a dejar de mentirme!!? - me tira una mirada asesina, solamente a mí.

Nos miramos con impotencia, los dos hombres de la casa.

"Ya se empieza el segundo round, de nuestra lucha libre!" - lo afirmo en mente.

-¡Tranquilizate, cariño!- intento distraerla con el tono más cariñoso del que soy capaz y procuro darle un abrazo.

Ella me empuja de nuevo y grita rabiosa:

-¡Estoy harta de ti! ¡Nunca vas a crecer! ¡Parece que tengo dos niños en casa!... Ahora quiero escuchar la verdad. ¡Empieza!

Yo con la cara roja y mirada dirigida al suelo, murmuro :

-Fuimos a comer pizza...

"¡Qué mal ejemplo doy al niño, por Dios!" Observandome en esta situación tan vulnerable, todo mi orgullo se ahoga en lo más profundo del océano. ¿Qué hombre saldrá de él viendo a su padre así?

- ¡Me prometiste ayer que tú le harás el almuerzo! - sigue "la comandante".

"¿Cuándo se lo prometí? ¡¿Tendré demencia?! Ya me empiezo a preocupar, parece que no recuerdo lo que digo, o escucho..."

-¡Andrés, ya no aguanto más! - dice Elena muy decepcionada. - No puedo ocuparme con todo, ¡siempre yo! ¡Necesito que cooperas! - su voz ya pierde su potencia y más bien parece a un suplicio, luego se derrumba desesperada en el sofá.

Yo encojo de hombros :

-Es lo que estoy haciendo...¡Ni día libre he tenido hoy, para cooperate!

-¿No te acuerdas que ayer mi hermana llevó a José al cine y luego a Mac Donald's? Por eso quedamos contigo que le harás algo decente para almorzar...

Ahora comienzan a entrarme flashes de esta conversación de anoche. "¡Envejezco más rápido de lo que pienso! ... ¡Nunca podré tener una mujer como la que vi hoy! ¡Qué lástima!" Mi pequeño "yo" se intenta despertar por la imagen que le facilita mi mente. Yo me siento al lado de Elena y la abrazo con compasión. Ella esta vez no me aparta, sólo apoya su cabeza en mi hombro y susurra al límite de sus fuerzas :

- Andrés, a veces tengo ganas de tirarme adelante de algún coche y acabar con todo... De verdad, ¡no puedo más!

Yo la abrazo más fuerte y con todo mi cariño le digo:

-¡Te entiendo, mi amor! Yo también tengo ganas de hacerlo, a veces... - le doy un suave beso en la frente. Luego el recuerdo de esa preciosa mujer de la reunión, de nuevo revive en mi mente, y yo comienzo a besar a mi mujer por el cuello, justo por encima del hombro. Humedezco mis labios con la lengua y voy suavemente hacia arriba, como entre tanto, pongo en juego a mi lengua. Me encaminó hacia la oreja, mientras Elena comienza a gemir y yo imaginándome entre mis brazos la doña "Sex appeal" me pongo tan excitado y con ganas de llegar mucho más lejos. Pero mi mujer de pronto me corta el rollo, como de costumbre:

- ¡No ahora, Andrés! El niño nos está mirando... - se aparta de mí y prosigue. - Piensas sólo en sexo, ¿no ves que estoy mal?

-¡¡¿Sólo en sexo?!! - ahora, el harto estoy yo. - ¿Te acuerdas la última vez que lo hicimos? ¡Yo ya ni recuerdo, si fue el mes pasado, o el anterior!

-¡Callate! José nos escucha... - y me intenta tapar la boca con su mano.

Yo le quito la mano y sigo gritando pero a un volumen más bajo:

-¡Ya, yo me quiero suicidar! ¡Así no se puede vivir!

-¡Fantástico! ¡Hazlo! - me provoca ella.

-¡Me voy a dormir al sofá! - le chillo. - ¡Y el partido de tenis no pude ver!

- ¡Justo te lo iba a proponer, me adelantaste! - me sigue respondiendo mal.

-¡¿Proponer o ordenar?! - meto más leña al fuego, mientras cojo del dormitorio una sabana y una almohada. Después, vuelvo de nuevo al salón y la levanto a la fuerza del sofá:

-¡Vete de aquí! ¡A dormir!

Ella me mira asombrada pero me hace caso y se va en el dormitorio, sin decir nada.

"¡Por fin, estoy sólo!, sin día libre, sin sexo, sin cena.., ¡pero a mi bola! ¡Qué se joda!"

Ahora no me queda nada más que pasar un rato divirtiendome con mi musa de hoy. Después, las mujeres nos preguntan ¿por qué les engañamos? Muy simple: ¡porqué sois " toca pelotas"! , porque hay tantas mujeres buenas que nos morimos a poseer y si sabemos que no os darías la cuenta no se quedarán sólo en nuestras mentes, (siempre y cuando tenemos la suerte de que y ellas quieran lo mismo). ¡Ahh, y una cosa mas!: si la mayoría de las mujeres sois como nosotros, los hombres, ni nos íbamos a casar, ¡jamás!

Bueno, ya os dejo que mañana trabajo y tengo que levantarme muy temprano. ¡Buenas noches!










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