Un viaje interestelar
- alternativanely
- 26 jun 2023
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 2 dic 2024
Me miro en el espejo por última vez después de ponerme el traje espacial, preparándome para dirigirme hacia las estrellas. Con este traje, en el que trabajaron 27 empresas para crearlo, por el "humilde" precio de 850 millones de euros, parezco bastante ridícula. Me echo a reír de mi reflejo, y mi voz suena tan extraña y artificial, como si fuese de otra persona. Me asusta y me quedo paralizada. Pero pienso que, al menos, ¡disfrutaré de la última tecnología de la NASA, para mi viaje interestelar! Necesito irme lejos de aquí, perderme y que nadie me encuentre..., sobre todo él... Me costó una media hora ponérmelo, aunque este modelo es únicamente de una pieza, no fue tan fácil. ¡Me encantan los colores!: blanco, azul, rojo y naranja. Espero que me sea cómodo, aunque no estoy muy segura; su peso de 120 kg me parece un poco exagerado. Se parece a una nave espacial para una persona. ¡¡Genial!!
Después de mi largo esfuerzo, ya dentro, me resulta muy extraño. Es inusual... Me muevo en su interior, pero de alguna manera me siento atrapada..., en mí... Es como un otro yo, pero más rígido, que no me deja ser yo misma. Me atrapa dentro de sí y escucharé cada pensamiento que me viene a la mente a un volumen desbordante, sin poder bajar su tono. Habrá un eco que lo repetirá una y otra vez y me volverá loca no poder controlar la voz de mi propia mente...
¡No, no me gusta! Me agobia. ¡Tengo que salir de aquí! ¡Necesito libertad! Con una agonía inhumana empiezo a salir. Parezco un gusano que hace todo lo posible para liberarse de su presión, la crisálida. Mi respiración se entrecorta por la impaciencia de sentirme libre. Lo consigo con mucho más esfuerzo que cuando entré. Una sonrisa de triunfo dibuja mi cara. ¡Ya soy de nuevo yo! ¡Estoy libre, de todas mis ataduras!... Al final, ¡haré el viaje sin el traje! A mi mente no le hacen falta extras… Quizás ¿sólo quería verme vestida como astronauta? No estuvo mal, pero no es para mí. Recordando, cuando era una niña pequeña, soñaba serlo. Me rio en mente de mí misma. Menos mal que mi destino es otro, o no,¿quién sabe? Cada destino tiene sus inconvenientes. No es posible tenerlo todo...
... Y así "desnuda" salgo al espacio. No siento el frío, aunque la temperatura podría ser de unos - 270 °C. Mi cuerpo no se hincha como un globo, hasta que la piel queda tensa, ni mi sangre hierve producida por las burbujas del gas; sigo viva, sigo siendo igual, no sufro de ninguna forma. Tengo la suerte de poder viajar mentalmente.
Recuerdo tiempos muy antiguos cuando yo era parte de una estrella, de una partícula de un agujero negro, o más tarde, un planeta solitario e inhabitable, viajando por el espacio en busca de alguna vida inteligente, siendo una diana de multitud de meteoritos que se lanzaban como flechas venenosas en contra mía, queriendo destruir mi cuerpo tan viejo y cansado de vivir de esta manera. ¡Qué tiempos aquellos! Me causa tristeza recordar algunas de mis experiencias pasadas. Me gustaría ver algo agradable, por eso no me detengo en los recuerdos penosos.
Empiezo a viajar extremadamente rápido porque temo que su conciencia en cualquier momento me pueda buscar de nuevo, impidiéndome disfrutar de estar libre, y verme tan lejos, me captará y traerá de vuelta, a su aburrido y penoso universo de culpas. No quiero estar ahí, atrapada en su mente. No hice nada malo para sentir su culpa y torturarme sintiendo su dolor, sin poder ayudar. ¡Quiero ser libre! Por eso, vuelo tan rápido, para alejarme más de prisa, mientras él está dormido o tiene su atención sobre otras cosas.
A esta velocidad, las estrellas se convierten en líneas brillantes que me acompañan por todas partes. El universo parece un túnel con luces que alumbran mi camino. ¡Es tan estrecho y largo!, por la celeridad que he tomado. De repente, en frente mía veo un pequeño clúster de estrellas. Mi vista está atrapada por su luminosidad. Bajo la velocidad para poder disfrutar observando esta pequeña maravilla. Me acerco. Ahora no parece tan pequeño, pero comparándolo con la Vía Láctea, sí, lo es.
Es una galaxia muy temprana, llamada GN-z11. Los astrónomos afirman que existió cuando nuestro universo tenía solamente 400 millones de años. Ahora estoy en unos 32 000 millones de años luz de la Tierra. ¡Tan lejos de todo!: de mis problemas, de casa, de él. Pero al mismo tiempo, ¡tan cerca de mí! ¡Es asombroso! ¿Tal vez, aquí no me puede encontrar?
Las estrellas que se formaron en esta galaxia eran muy jóvenes, de una temperatura demasiado elevada y de un enorme tamaño. Los astrónomos piensan que este tipo de estrellas existieron desde el principio de los universos. ¡Una fascinación repentina envuelve todos mis sentidos! La belleza que descubro me deja muda y me hace sentir tan igual a todo lo que me rodea. Ni siquiera puedo pensar. ¡Estoy pasmada! ¡Solo observo y gozo!, la energía, la belleza de la luz, jugando con la tenebrosidad sin tenerle miedo. ¡Soy parte de ella y ella es parte de mí! ¡Todo es mágico! Sobre todo el sentir.
De imprevisto, siento que ya no estoy sola... ¡Es otra vez él! Siento su conciencia tan cerca de la mía. Me mira y sonríe. Está contento haberme encontrado de nuevo. Cuando está alegre me hace bien, pero esto no ocurre frecuentemente. Estoy en sus recuerdos y no me deja ir. Me busca constantemente y siempre me encuentra. Y el universo se hace pequeño para esconderme de ese hombre. Me quiere de una forma egocéntrica, en la cual soy solamente suya, pero sin darme lo que me merezco; solo anhela tomar de mi y cada vez le parece insuficiente. Cuanto más le ofrezco, más exige; nada le satisface y se transforma en un niño malcriado y rabioso cuando rechazo cumplir sus caprichos. Todo tiene que suceder como él lo quiere y cuando él lo desea. Me secuestra y posee cuando le conviene, hasta saciarse, luego me suelta despojada, sin importar que me hace sufrir. Es un hombre muy inmaduro y su ego aún no le deja ver la realidad, en qué se ha convertido. Vida tras vida, la historia se repite... Me tiene atrapada en su ser.
¡Estoy tan exhausta de su inmadurez! Y no quiere cambiar...No se entiende a sí mismo, ni lo intenta; solo se deja llevar por sus impulsos. Es incapaz de coordinar su mente con su sentir. Y yo no voy a sacrificarme por nadie. Qué viva como desee, ¡pero sin mí! ¡Yo me merezco ser feliz!
¡No aguanto más! ¡Quiero ser libre! ¡¡Quiero salir de ahí!! Su mente es un caos constante, que él no sabe ordenar porque piensa y toma decisiones desde su ego, lo que le trae más desorden y dolor, pero no lo quiere ver. ¿Quizás piensa que el problema soy yo, porque no me puede olvidar? ¿Pero qué culpa tengo yo, si no me deja ir y consecutivamente me revive? ¡Maldigo esta absurda conexión entre nosotros! ¡No la quiero sentir! ¿Cómo puedo destruirla?
Me impide organizar mi vida y alejarme de lo que me hace daño, porque me encadena en su mente, que se convierte en una carcel lóbrega para mí, sin permitirme salir nunca. Sólo promete y nunca cumple; sus palabras se las lleva el viento y las disipa en el desierto, donde el sol las carboniza y se mezclan con la ardiente arena...
He gritado, he suplicado, que se olvide de mí, pero no lo hace, parece que no me quiere oír. Su obstinación es inquebrantable. Cuanto más intento alejarme, más fuerte me ata. Cuanto más intento ayudarle, más me desprecia e ignora. Sé que mi lugar no es cerca de él pero nunca me deja ir... Le aterroriza la idea de que pueda rehacer mi vida con alguien que no sea él. No sabe amar y yo no estoy dispuesta a amar alguien que nunca pensó en mí, que nunca sintió dolor por todas mis lágrimas derramadas, que se convertían en un mar alborotado cuyas olas me hundían cada vez más adentro, hasta llegar al fondo. Y jamás extendió su mano para ayudarme a salir. Si veía que estaba cerca de llegar a la orilla, su ego me empujaba con una fuerza feroz nuevamente adentro. Tenía miedo de que yo pueda escapar. Se sentía seguro cuando me tenía dominada, aunque me veía agonizar. Le daba igual, porque sabía que sin él yo podía vivir y estaría incluso mejor, mientras que él sin mi se sentía nadie...
Sus bajos instintos destrozan mi alma en pedacitos que él no es capaz de unir, porque su mente es destructiva, descontrolada, gobernada por sus necesidades, causando mucho daño. Sus carencias arruinan mi vida y la suya, y no lo ve, no es capaz de cambiar, ni de soltarme.
A veces, intento distraerle contándole algo gracioso, en lo que ambos podemos reír, pero no me quiere escuchar. Está atrapado en su bucle eterno con las mismas conversaciones que hemos tenido, las mismas estupideces que ha cometido, su interminable indecisión. Nunca sabe realmente lo que quiere; deja todo sin terminar. Un día emocionado por una cosa, y al siguiente ya ha encontrado algo totalmente diferente. El ego le ciega. ¡Y yo me aburro tanto, de vivir lo mismo! Pocas veces sonríe al verme; normalmente sufre por cosas que hizo y por otras que no tiene valor de hacer. Sus culpas, inseguridades y miedos le desintegran lentamente y jamás encuentra la fuerza para enfrentarlos.
Pero no se puede ser amigo del diablo y tener los privilegios de los ángeles. Siempre hay que elegir, priorizar. No se puede tener todo. No puedes hacer feliz a todo el mundo, porque tú te haces trizas. De eso se trata la vida, tener el coraje de vivirla; si no, te mueres por dentro, mientras satisfaces a los demás, y al final, ellos siempre piden más y más de ti. El universo está dirigido a uno mismo.
El miedo le envuelve en su capa oscura y no le deja ver los colores. En la oscuridad no existen los colores, todo es blanco o negro, y de vez en cuando, aparecen los matices del gris. Por ello, su universo es tan aburrido y monocromático, porque ahí vive el miedo y sus instintos bajos. Él mismo lo inventó y, estando tan mal dentro, no quiere construir uno nuevo y colorido para mudarse ahí. ¿No lo entiendo? Es su propio infierno que él mismo creó. Es muy conservador y conformista, por eso puede estar ahí mil años más, sin necesidad de salir, porque me tiene a sus antojos. Yo me merezco volver en mi universo colorido, sin que él pueda entrar ahí y secuestrarme cuando me necesite.
Contento al verme otra vez y al mismo tiempo triste, me coge de la mano para volver a la Tierra.
Él es prisionero de lo mundano, aferrado a lo conocido como un náufrago a un fragmento de barco hundido que lo arrastra hacia lo más hondo. Pero su miedo a lo nuevo lo ancla a este oxidado fragmento que, en cualquier momento, se destrozará en pedazos y él se ahogará.
Cada intento suyo de llevarme a su terreno es una danza de manipulaciones aprendidas y bien ensayadas, pero sus trucos ya no tienen poder sobre mí. Aunque aún no puedo escapar completamente de su mente, es muy fuerte y necesita tenerme de prisionera. Sin embargo, estoy a tan solo 240 horas de liberarme para siempre...
Mientras tanto, navegamos por Andrómeda, la cuna de nuestras almas gemelas. La contemplo con un amor profundo, una admiración reverente y una pizca de nostalgia. ¡Mi voraz galaxia caníbal! Ja, ja, ja... Anhelo sentir su energía envolvente una vez más, pero él se apresura, sumido hasta los huesos en su mundo gris y monótono. Le envío un beso desde el alma a "mi galaxia" espiral favorita, sintiéndola como mi refugio eterno, mi génesis y mi conclusión.
¡Me encanta Andrómeda: "la mujer que puede con todo"! Ahora, en mi vida terrestre, también la busco por las noches y la observo desde la lejanía. Es el faro que me guía y me asegura que no me he perdido en el vasto cosmos.
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